29.8.07

La mala educación

Y es que yo no sé si con la edad me he vuelto más intolerante, me fijo más en los demás o es que simplemente.... estamos perdiendo la educación. Yo no recuerdo haber visto tanta mala educación junta en un vagón de metro en mi vida:

Dos de la tarde. Salgo de trabajar, cojo el metro ( como todos los días ) y a partir de ahí mi humor, más o menos bueno, se convierte en una mala leche espectacular hasta que he llegado a casa, sobre las tres menos cuarto.

Estaba yo sentadita a mi rollo, como todos los días, cuando una señora ha plantado sus posaderas en el asiento contiguo. La "señora" ha comenzado a dar golpes a una de las barras de los asientos, con una cara de loca que para qué contarlo y, cuando la he mirado, un poco más y me fulmina, con lo cual he hecho mutis por el foro y no he dicho esta boca es mía. Mientras, en el asiento de enfrente, un señor ya entradito en canas, estaba espatarrado con una pierna en Galicia y otra en Cataluña, rascandose los huevos a placer con todo lo que da una mano y como quien está leyendo un libro. Siguiente parada. Se sube una niñata con una PSP colgada al cuello, con el volumen de la misma a todo trapo. Lo peor es que no estaba escuchando baladitas precisamente, sino un chumbachumba que vuelve loco a cualquiera. A todas estas mi dolor de cabeza va in creszendo. Siguiente parada; sube al vagón una pareja con un energúmeno como hijo ( unos siete años tendría la criaturita ). El padre a voz en grito, todo el trayecto: niño estate quieto, niño cállate. El niño: ¿ cuando llegamos cuando llegamos ? no quiero callarme! ¿ cuando llegamos ? Que digo yo que una colleja educativa no le hace daño a nadie. Siguiente parada: sube un señor y se apoya ,de pie, en la barra de al lado de mi asiento. Hasta ahí todo bien, pero yo me pregunto: ¿ es necesario que este señor ponga el brazo a la altura de mi cabeza de tal forma que ésta quede justo debajo de su sobaco deleitándome así con su maravilloso perfume de sobaquillo sin conocer el agua en tres días ? Pues digo yo que no hacía falta.
Siguiente parada: sube un señor con muletas. Nadie se levanta de los asientos más cercanos a la puerta ( ¡ así se estampe ! debe pensar la gente ) y le cedo el sitio. El muletero que viene al asiento que yo le proporciono y, abriéndose paso entre mi persona y el asiento ( vamos que un poco más y la que se cae soy yo ), aposenta el trasero sin tan siquiera dar las gracias. ¿ Que no hace falta ? Puede, pero vamos, ni que sea por educación, digo yo.

Afortunadamente la siguiente parada era la mía. Dando gracias de que pronto estoy en casa y salgo por fin del vagón de borregos, me dirijo a las escaleras mecánicas, las cuales por poco me las como a modo de aperitivo, ya que el empujón que me ha pegado otro tipejo ha sido de escándalo. Salgo del metro. Camino. Diez, quince pasos, plas! cagada de perro pisada por mi pie izquierdo. ¿ Que dicen que da buena suerte ? Quizás. A mí lo que me ha dado es asco y mala leche ( más ) a partes iguales. Continúo caminando. En la calle están haciendo obras. En las obras se trabaja con cemento. Hasta ahí todo correcto. Lo que no es NORMAL es que embadurnen toooooda la calle con cemento "agüicheao " por lo que, si vas despitado/a ( como es mi caso ) zapatos y pantalones queden salpicados de este líquido elemento, acabando éstos en la basura porque definitavemente, como han quedado no tiene remedio.

Yo no sé, igual es un cúmulo de circunstancias, igual no hay para tanto, igual me he vuelto tiquismiquis.... pero...... ¿ hace falta ir así por la vida ? ¡¡¡¡¡¡¡¡Qué asco de gente por dios!!!!!!!!!!!!!

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