23.10.06

Decir las palabras justas



Abiertos de nuevo los ojos tengo dos proyectos inmediatos. Uno de cultivo y cuidado, quiero que mi palabra me la roben de dentro siempre, pero que nadie me la fuerce, que nadie se la invente, que salga limpia e inspirada de mí con destino inequívoco. Inspirada como si fuera un cuento, un cuento breve ya vivido. Le haré caso a Umbral, "la inspiración no dura más de lo que dura un cuento." Por eso me aferraré a los puntos y aparte, a la idea escueta, a los cuentos que aún llevo dentro. Otro proyecto claro es no pensar nunca en el minuto de después, me voy a empantanar en el hoy, en el instante y el goce que tenga en cada momento no me lo va a estropear nadie. Le sacaré partido a querer como yo quiera. En suma, aquí dentro, de la zona donde hablaba, tengo lo mejor que me queda, tiempo y calma, despacio voy a buscar las mejores cosas que tiene la vida aunque se viva poco y muy deprisa. Siempre en el amor hay quién va corto y hay quién va largo, pues yo en el amor voy a ir amando, voy a dejarme a pedazos la ternura con quién sabe tenerla y no me la pidió nunca. ¡Qué mágico secreto! Que no te pidan que ames porque así es como te aprendes el manual de las caricias. Pero quiero, también, tener cerca en la vida a quién supo entenderme y explicarme, en cuatro líneas, en cuatro palabras, en cuatro pinceladas... Difícil hacerlo bien y lo supo hacer perfecto, hasta si hace falta se inventa uno un nombre que apenas se note.
Porque decir las palabras justas es lo más difícil que tiene la vida.

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